miércoles, 8 de agosto de 2007

El primer safari

Samburu, llegamos a comer con una hora de retraso, eso se resta del tiempo de siesta. La comida está bien, pero la forma de prepararla y los sabores nos resultan extraños, mucha gente deja platos casi sin tocar.

Samburu Sopa Lodge : aunque la traducción de lodge es "refugio de campo" realmente son bungalows tipo apartahotel...

La mayoría de los trabajadores son nativos Samburu, es decir de la misma tribu que el marido de la protagonista de "La masai blanca". Aunque lo cierto es que ya sólo algunos pequeños grupos de pastores viven como se ve en la película y lo hacen sobretodo para sacar algo del turismo.

Apunte curioso la ropa tradicional Samburu no se parece a lo que lleva nuestro acompañante en esta foto si no a lo que sale en la película por lo general los hombres Samburu utilizan las típicas mantas rojas similares a las de los masai, aunque a veces les gustan más chillonas, como la rosa de nuestro colega.

Las comidas van incluidas, pero no las bebidas cuyos precios para los turistas son altos (300 chelines una cerveza tusker de medio litro 3.60 €, mientras que ellos las venden habitualmente por unos 50 Ch). Los camareros son muy lentos con las vueltas y las cuentas las hacen lentas y no siempre bien.

Sólo 20 minutos de descanso y luego el safari...

La primera vez que ves una gacela de cuello de jirafa, un impala, un dik dik (el tipo de antílope más pequeño, apenas un poco más grande que una liebre, de hecho yo al primero que vi lo confundí con una liebre...) la emoción es indescriptible...

Gacelas Cock de cuernos curvos y piernas cortas, un leopardos semiescondido al que le tenías que robar las fotos, Dik dik de 40 centímetros, que van siempre en pareja...

... pero aquello no era nada.

Cuando de verdad nos sentimos como niños pequeños fue cuando vimos nuestro primer elefante, a escasos 4 metros, prácticamente posando para nosotros.



Mangostas marrones de pequeño tamaño, halcones Ghosthawk que se alimentan de las crias de otros nidos. Jirafas Jeremy, magníficas, de finas rayas que son endémicas en Kenya y cebras Gravy de barriga blanca que lo son de la reserva natural de Samburu, incluso pudimos atisbar tres guepardos entre la hierba alta de los que apenas veíamos las orejas. Éstas se acercan a abrevar al lado del lodge, al igual que las ardillas que corretean alrededor de los apartamentos, o los geckos que ves constantemente pegados a las ventanas por las que sale luz en busca de insectos. Lagartos del tamaño de un antebrazo y un sin fin de animales más.

Un momento muy emocionante fue cuando una estampida de jirafas cruzó por delante de nuestras furgonetas obligándonos a detenernos... Ahí va ese pedazo de documento gráfico.

lunes, 9 de julio de 2007

Camino a Samburu

Según avanzamos hacia el norte el terreno es más seco, la tierra más marrón y más c lara, los cambos de cultivo se cambian por zarzales hasta donde se pierde la vista, tan sólo jalonados por acacias paraguas en las que resaltan unos nidos de paja amarilla de algún tipo de golondrina africana o abejaruco.

El sol aprieta y los vendedores al pié de la carretera se agrupan a la sombra de las acacias. Son las 12:45 y los niños salen de la escuela.

LLegamos a Isiolo y repostamos. Refugiados somalíes nos dan conversación, nos piden bolis, nos intentan vender sus artículos hasta agobiar, los niños nos piden caramelos, dinero, cualquier cosa. Entre los lugareños se empiezan a ver tocados y gorros de origen musulman. La gente es más pobre, las carreteras son peores...

Se acabó la infernal carretera y aunque nos parecía ya imposible entramos en una pista de tierra todavía peor; la tierra es polvo marrón casi blanco.

Es imposible hacer otra cosa distinta de agarrarse como un loco a todos los asideros posibles. La furgoneta paraece que va a revntar/volcar/despedazarse en cualquier momento.

Llegamos al parque de Samburu. Vemos pastores que si bien pueden ser bastante más pobres que la gente de isiolo, su presencia es más amable, transmiten dignidad. La tierra se cambia por arena el rodar es más tranquilo aunque de vez en cuando se ve interrupido por un brusco salto o caída.

domingo, 8 de julio de 2007

Regatear


1 tr. Discutir el comprador y el vendedor el precio de algo.

"Ele: Vale, no sé regatear, que le vamos a hacer, nadie es perfecto...

Edu: El proble
ma no es que no sepas regatear, es que después de regatear y darle 4200 Chelines (49.30 €) por 5 cucharas mal talladas con animalitos, 2 peines de ébano, y una salamandra de piedra, le has regalado 5€ de bellón, pedazo de Zebra."

Regatear en África es un arte, pero ojo, los turistas siempre nos encontraremos precios exorbitados a la hora de comprar. Las tiendas de turistas pertenecen por lo general a un empresario que está en la caja, todos los artículos tienen un precio fijado cercano a los precios europeo
s y que es del orde de 5 veces más alto de lo normal, los vendedores no tienen sueldo, si no que su beneficio es la cantidad en que consigan superar el precio que les ha dado a ellos el jefe.

Por lo general empiezan la puja en el doble del valor que quieren conseguir (si han estado en contacto con muchos españoles a veces empienzan más alto, es porque regateamos más duro que el resto de turistas) por lo general el mejor precio que vas a conseguir rondará los 500 chelines por encima de la mitad del primer precio que te dió. Ojo, entendemos como primer precio no la primera cifra que nos dice, sino la que dice tras decirnos "pero para ti que eres (lo que se le ocurra) te lo dejo en..."

Más tarde descubriras que ese mismo producto en un tienda de hotel cuesta entre la mitad y un cuarto de lo que tu has pagado... Pero lo cierto es que en el hotel todo el beneficio va para una corporación empeñada en que los ricos sigan siendo ricos y los pobres, pobres, mientras que en la tienda de turistas has ayudado a alimentar a un pequeño empresario y a uno de sus trabajadores.

Si de verdad quieres encontrar gangas, compra directamente a vendedores, en las cornisas del valle del riff, a vendedores que porten ellos mismos su propia mercancía o en cualquier mercado en el que veas que es una única persona, no un vendedor y un dueño.

La gente en Nairobi

Sorprende ver siempre mucha gente, siempre inmaculados, hombres de camisas blanquísimas contrastando con su oscura y brillante piel, mujeres de preciosísimos peinados con vestido o traje de chaqueta y falda; siempre sonriendo, siempre atentos. Asante (gracias)

El idioma ificial es el Inglés que se estudia en las escuelas, todas las gestiones administrativas se hacen en este idioma que ellos hablan de "aquella manera Friilendah (Freelander)". Pero para entenderse entre ellos hablan uno de los 43 dialectos del Swahili, el Kiswahili. Esto no es de extrañar ya que el inglés que hablan en muchos casos es incomprensible incluso entre ellos.

Fuera de la ciudad la gente cambia, vestidos por lo general de forma más modesta, se agolpan ociosos a acompañar a los entregados trabajadores que desarrollan las infraestructuras del país (como jubilados delante de una obra). Mucha gente transporta, en bicicletas magistralmente cargadas (ahora entiendo para que servía la habilidad de loading), cosas para vender en los mercados. El paisaje urbano también cambia, en vez de grandes edificios encuentras casas de bloques de cemento, rara vez de piedra y alguna choza tradicional de base y tejado redondo de hierba larga sustentado sobre ramas entrelazadas.

sábado, 30 de junio de 2007

Salida de Nairobi

Despertador a las 6:00... Tempranico...
Desayuno a lo alemán a las 6:30, por supuesto con huevos fritos café a la inglesa y para no perder las buenas costumbres... Momento MAGDALENA¡¡¡

A las 7:00 en el salón del hotel, una hora esperando a Daniel, nuestro guía... Había pinchado...Hakuna Matata.

Viaje de 5 o 6 horas (pierdes la noción del tiempo) hasta el parque nacional de Samburu en una especie de Vanette desde la que escribo estas notas por una carretera infernal, véase la letra*.

(*Nota: Obviamente en la transcripción al ordenador estos detalles se pierden).

Impresiona muchísimo el salir de Nairobi, el tráfico caótico, la gente de punta en blanco abarrotando caminos de tierra, aceras, y sobre todo las calzadas en las que "surfean" entre las olas de coches que se les vienen encima. Sorprende mucho la pulcritud con la que viste todo el mundo, parecen sacados todos de una misa de domingo y no de una hora punta... ya podríamos aprender un poco en Madrid de ellos.

De repente sin darte ni cuenta sales de la ciudad y ves AFRICA, con letras mayúsculas, tierra roja, arcillosa, con un grosor plastico insondable, como si no hubiera nada más que eso debajo. Y verde, todo verde y rojo, un rojo que huele a plantaciones de café y plátano.

La época de lluvia está terminando. Acacias puntean el horizonte en todas las direcciones como simples arbustos o como descomunales paraguas que proveen de una sombra aquí o allí en el mar de hierba.

Son las 10:15 y empieza a paretar el calor. En la furgoneta se ha hecho el silencio, unos se dejan vencer por el sueño y otros se obnubilan con el paisaje de las enormes planicies, mientras al fondo las montañas son pereznes testigos de la vida de un país que, según Daniel, empieza a desarrollarse gracias a que hace 5 años entró un nuevo gobierno que está intentando generar infraestructuras y acabar con la corrupción.

jueves, 28 de junio de 2007

La cuna de la vida.

Ayer llegamos a Nairobi, Kenia, Africa.


Jambo. Todo el grupo está formado por reción casados, todos con caras felices y un cansancio de muerte. Sólo se ha perdido una maleta (de 12) de unos chicos de Salamanca.

Hotel Jacaranda, las zonas comunes son preciosas, con un fuerte sabor a pasado colonial, cazadores de safari y maderas viejas. Sin embargo las habitaciones van justitas para un tres estrellas español.

Tras irnos a las habitaciones volvimos a coincidir todos en el restaurante. Cenamos con una pareja de Mallorca (Manu e Ita) y otra de málaga (Victor y Susana), que curiosamente, él (Victor) tocó de telonero de Dover y conoce a Ro. La cena es muy agradable y todo el mundo es majísimo. La cena estaba muy rica, estube a punto de pedrime una langosta por 1700 Chelines (unos 20 €) pero al final opté por unos langostinos "Creole" que es como un pisto pero picantes como la madre que los parió y creo que son los responsables de mis carreras matutinas.


Por culpa de un error de la agencia en Nairobi no teníamos regalo de bienvenida en la habitación, hemos preguntado porqué y...

Como consecuencia al cabo de una hora de estar dormidos ha aparecido un camarero con una bandeja con 4 pastas, una manzana y una botella de vino de Gandía... yo no podía creérmelo. Hakuna Matata.
;)

sábado, 23 de junio de 2007

Jambo

Jambo Bwana, es decir Saludos Señores.

Este es el primer recuerdo que me viene de Kenia, el saludo de la gente amable y cercana de la calle.

Este blog está dedicado a toda la gente que hemos conocido durante este viaje, keniatas, españoles y de cualquier otro sitio. Espero que esta experiencia nunca se borre de nuestra memoria.

Kwaheri Raffiki. (Adios Amigos)