lunes, 9 de julio de 2007

Camino a Samburu

Según avanzamos hacia el norte el terreno es más seco, la tierra más marrón y más c lara, los cambos de cultivo se cambian por zarzales hasta donde se pierde la vista, tan sólo jalonados por acacias paraguas en las que resaltan unos nidos de paja amarilla de algún tipo de golondrina africana o abejaruco.

El sol aprieta y los vendedores al pié de la carretera se agrupan a la sombra de las acacias. Son las 12:45 y los niños salen de la escuela.

LLegamos a Isiolo y repostamos. Refugiados somalíes nos dan conversación, nos piden bolis, nos intentan vender sus artículos hasta agobiar, los niños nos piden caramelos, dinero, cualquier cosa. Entre los lugareños se empiezan a ver tocados y gorros de origen musulman. La gente es más pobre, las carreteras son peores...

Se acabó la infernal carretera y aunque nos parecía ya imposible entramos en una pista de tierra todavía peor; la tierra es polvo marrón casi blanco.

Es imposible hacer otra cosa distinta de agarrarse como un loco a todos los asideros posibles. La furgoneta paraece que va a revntar/volcar/despedazarse en cualquier momento.

Llegamos al parque de Samburu. Vemos pastores que si bien pueden ser bastante más pobres que la gente de isiolo, su presencia es más amable, transmiten dignidad. La tierra se cambia por arena el rodar es más tranquilo aunque de vez en cuando se ve interrupido por un brusco salto o caída.

domingo, 8 de julio de 2007

Regatear


1 tr. Discutir el comprador y el vendedor el precio de algo.

"Ele: Vale, no sé regatear, que le vamos a hacer, nadie es perfecto...

Edu: El proble
ma no es que no sepas regatear, es que después de regatear y darle 4200 Chelines (49.30 €) por 5 cucharas mal talladas con animalitos, 2 peines de ébano, y una salamandra de piedra, le has regalado 5€ de bellón, pedazo de Zebra."

Regatear en África es un arte, pero ojo, los turistas siempre nos encontraremos precios exorbitados a la hora de comprar. Las tiendas de turistas pertenecen por lo general a un empresario que está en la caja, todos los artículos tienen un precio fijado cercano a los precios europeo
s y que es del orde de 5 veces más alto de lo normal, los vendedores no tienen sueldo, si no que su beneficio es la cantidad en que consigan superar el precio que les ha dado a ellos el jefe.

Por lo general empiezan la puja en el doble del valor que quieren conseguir (si han estado en contacto con muchos españoles a veces empienzan más alto, es porque regateamos más duro que el resto de turistas) por lo general el mejor precio que vas a conseguir rondará los 500 chelines por encima de la mitad del primer precio que te dió. Ojo, entendemos como primer precio no la primera cifra que nos dice, sino la que dice tras decirnos "pero para ti que eres (lo que se le ocurra) te lo dejo en..."

Más tarde descubriras que ese mismo producto en un tienda de hotel cuesta entre la mitad y un cuarto de lo que tu has pagado... Pero lo cierto es que en el hotel todo el beneficio va para una corporación empeñada en que los ricos sigan siendo ricos y los pobres, pobres, mientras que en la tienda de turistas has ayudado a alimentar a un pequeño empresario y a uno de sus trabajadores.

Si de verdad quieres encontrar gangas, compra directamente a vendedores, en las cornisas del valle del riff, a vendedores que porten ellos mismos su propia mercancía o en cualquier mercado en el que veas que es una única persona, no un vendedor y un dueño.

La gente en Nairobi

Sorprende ver siempre mucha gente, siempre inmaculados, hombres de camisas blanquísimas contrastando con su oscura y brillante piel, mujeres de preciosísimos peinados con vestido o traje de chaqueta y falda; siempre sonriendo, siempre atentos. Asante (gracias)

El idioma ificial es el Inglés que se estudia en las escuelas, todas las gestiones administrativas se hacen en este idioma que ellos hablan de "aquella manera Friilendah (Freelander)". Pero para entenderse entre ellos hablan uno de los 43 dialectos del Swahili, el Kiswahili. Esto no es de extrañar ya que el inglés que hablan en muchos casos es incomprensible incluso entre ellos.

Fuera de la ciudad la gente cambia, vestidos por lo general de forma más modesta, se agolpan ociosos a acompañar a los entregados trabajadores que desarrollan las infraestructuras del país (como jubilados delante de una obra). Mucha gente transporta, en bicicletas magistralmente cargadas (ahora entiendo para que servía la habilidad de loading), cosas para vender en los mercados. El paisaje urbano también cambia, en vez de grandes edificios encuentras casas de bloques de cemento, rara vez de piedra y alguna choza tradicional de base y tejado redondo de hierba larga sustentado sobre ramas entrelazadas.